Me permito reproducir en el blog (para que no se pierda) un escrito publicado por Joan Martínez Alier en La Vanguardia de ayer.
Joan Martínez Alier es Catedrático de Economía e Historia Ecnonómica de la Universitat Autònoma de Bellatera. Tuve el placer de coincidir con él en los inicios de la política verde en Catalunya, y aprendí muchas cosas y, sobre todo, a hacerme nuevas preguntas. Ha sido un pionero relacionar los conceptos económicos y los ambientales y ha publicado mucho y bien al respecto. Podéis saber más de él aquí. Os recomiendo especialmente la revista Ecología Política.
Andy Robinson explica en La Vanguardia (1/ VII/ 2008) que en Madrid se han reunido al margen del Congreso Mundial de Petróleo "unos cientos de activistas defensores de la tesis del peak-oil",quienes prevén el colapso de la civilización.
El peak-oil, es decir, el punto más alto en la extracción de petróleo en la curva de Hubbert, no es un tema de activistas; hace más de treinta años que lo explico en clase y cincuenta que está en la literatura científica. Las emisiones de dióxido de carbono bajarán algo por la escasez del petróleo (como en el 2008 ocurrirá en España) aunque, por otro lado, el alza del precio del petróleo y el gas puede llevar a aumentar la quema de carbón mineral - o agrocombustibles- que es peor para el cambio climático.
Otro lado malo es que la bajada de la curva de Hubbert (con rendimientos energéticos cada vez menores) puede ser muy dolorosa, al extraer petróleo en lugares muy inadecuados como el delta del Níger o el refugio de Vida Silvestre de Alaska o el parque nacional Yasuní en la Amazonia de Ecuador (como hace Repsol). En cualquier caso, llegar - ¿casi?- al pico de Hubbert obliga a plantear alternativas económicas y sociales.
El negacionismo de muchos economistas respecto al pico de Hubbert y el cambio climático debe acabar ya. Vean que en los libros de texto de economía que leen nuestros estudiantes (Samuelson y otros) no aparece el pico de Hubbert ni el cambio climático, son textos metafísicos. Ningún activista ni otras personas sensatas desean un colapso de la civilización. También nos oponemos por tanto a la proliferación civil-militar de la industria nuclear.
Lo que proponemos es que la economía se ajuste a las realidades físicas (como ya escribían Nicholas Georgescu-Roegen, Herman Daly, Robert U. Ayres hace cuarenta años). Eso es lo que propone también el nuevo movimiento del decrecimiento sostenible,es decir, un decrecimiento económico (y demográfico) que sea socialmente sostenible.
Ningún colapso, por favor, sino una retirada justa y ordenada en los países ricos, para dar algo de espacio a un desarrollo que sea sostenible ecológicamente en el Sur.
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